FOTOGRAFÍA

miércoles, 15 de marzo de 2017

El Paisaje y la Libertad.

Si existe un elemento que asociamos estrechamente a la Libertad desde nuestra infancia, ese el paisaje. Los campos abiertos hasta horizonte, un mundo infinito donde podemos desplazarnos, o al menos nuestra mirada, sin límites preestablecidos. Del lado opuesto el encierro, cuatro paredes, rejas a la fuerza u obligados por nuestro propio instinto de supervivencia. Y el peor de los casos la falta de libertad de la palabra o la creación que ha llevado a grises personajes a promover y a repetir de manera cuasi mecánica los mismos clichés, las mismas frases, los mismos temas hasta crear un espiral abismal de difícil salida. En este camino de la libertad expresiva se desplaza la obra de Guillermo Isava. El pincel recorre el lienzo de manera sugestiva realizando giros u ondas que van generando cúmulos de colores y manchas de apariencia vegetal a de masas de agua que filtran la luz blanca para devolver las distintas tonalidades del espectro de manera pura o mezclada. A veces este movimiento crea franjas diferenciadas como en una especie de oleaje multicromático que busca hacia el tope un horizonte sosegado, un plano donde la continuidad es más evidente y donde la vista descansa para volver a  adentrarse en el entramado de trazos curvilíneos. En algunas piezas, el contraste de tonalidades oscuras y de acrílicos resplandecientes muestra un efecto de espacio que libera la propuesta de su marco bidimensional. Tal vez este trazo caótico tenga alguna herencia del informalismo, de la ruptura con la forma definida aun cuando fuesen las formas geométricas abstractas; del action paiting en cuanto al desafío de encontrar al azar elementos expresivos que apuntan hacia el subconsciente. Otro elemento importante de estas piezas es la perspectiva, el punto de vista tanto del creador como de quien observa la obra pareciera ubicarse en el aire. El paisaje está descrito como una bitácora de vuelo donde una geografía poética se desdibuja en el plano del lienzo. Es en fin la libertad del colorido y de la forma expresiva, el elemento común que asocia estos paisajes entre sí mismos y también con el deseo de mantener un espacio ilimitado para la creación del arte.





William Guaregua.

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